- Concluidas las obras de rehabilitación, ya se puede transitar con total seguridad por la estructura
- El principal problema de conservación se debía a las humedades continuas producidas por filtraciones de agua durante años
La Dirección General de Patrimonio Cultural da por finalizada la restauración y acondicionamiento del coro alto de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Candelaria en el municipio de La Frontera, El Hierro. Debido al lamentable estado de abandono y deterioro acentuado en esta estructura destinada al canto en los actos religiosos, se llevó a cabo una rehabilitación de urgencia.
Los desperfectos no solo afectaban visualmente al conjunto del santuario sino que su estado de conservación no era seguro por falta de estabilidad. De hecho, se solían encontrar restos de tierra, serrín, piedras, etc. en la parte inferior del espacio, por lo que era peligroso incluso transitar por el mismo dado que había un al alto riesgo de desprendimiento.
El proyecto ha sido dirigido por la restauradora y conservadora de bienes culturales Cristina De Andrés que cuenta con una amplia experiencia en intervenciones de este tipo en la isla, además se contó con la colaboración y asesoramiento de un equipo cualificado y multidisciplinar y las labores de acondicionamiento se encargaron a la empresa especializada Construcciones Cirilo.
La Iglesia de Nuestra Señora de Candelaria ha ido modificándose y ampliándose a lo largo de los años. En este sentido, se tiene constancia de la existencia de una pequeña ermita en el siglo XVI pero no es hasta principios del siglo XIX, exactamente en 1804, cuando empiezan las obras del templo que se puede contemplar hoy en día.
Con respecto al coro, realizado en su totalidad en madera, se accede a través de una escalera ubicada en la nave del Evangelio. Esta estructura abarca de lado a lado el inmueble y está divida en tres partes separadas por dos arcos tallados en los muros. El suelo del coro está compuesto por tablones de tea que no llevan ningún tipo de tratamiento y el balaustre, a pesar de tener restos de barnices, tiene una falta de mantenimiento importante. En general, los problemas más notables son las humedades continuas producidas por las filtraciones de agua, las cuales han causado enormes deterioros y desencadenado otras de origen biológico, como el desarrollo de microorganismos y el ataque de insectos xilófagos.
Durante una visita a El Hierro, la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, pudo comprobar que el espacio eclesiástico “contiene unos bienes patrimoniales relevantes como es toda la parte de madera con la que fue construida” y un ejemplo es el coro, el cual “estaba en un pésimo estado de conservación que lo hacía inútil”, , asegura. Tras la intervención impulsada por su área de trabajo, “se han podido conservar todas las piezas de madera que fueron posibles y solo sustituir aquellas inservibles”, adelanta.
Por su parte, la restauradora De Andrés, reconoce que “normalmente, si hubiera sido otro tipo de bien, se intentaría, en la medida de lo posible, conservar lo que es el original pero en esta circunstancia, el original tenía partes tan sumamente deterioradas que lo que se hizo fue sustituir las piezas que estaban en peor estado por otras nuevas para reforzar la estructura”. Sin embargo, se ha tratado de “conservar al máximo posible la estructura general pero al mismo tiempo que la obra tuviera una consolidación para poder darle un uso posterior”, sostiene.
Cabe recordar que “cuando se interviene un bien hay que diferenciar las reintegraciones con respecto a lo que es el original, y en este caso quedó bastante determinado cuál es la parte nueva y cuál es la antigua, sin que interfieran visualmente”, concluye.
En primer lugar se solucionaron los problemas de filtraciones y humedades, además de eliminarse todo tipo de suciedad superficial. Tras una valoración por parte de profesionales de diferentes disciplinas se llegó a la conclusión de que determinadas partes debían ser sustituidas como los tablones de tea, muy deteriorados debido a la pudrición, por una madera más resistente, en este caso la “sapeli”. Por otro lado, las vigas se cambiaron por otras más anchas y largas de madera “utile” para afianzar el soporte y se reforzó toda la estructura de la que se compone el coro.
Ahora bien, para eliminar y prevenir posibles futuros ataques de insectos xilófagos se llevó a cabo una desinsectación con productos de la máxima calidad y todas las maderas, antiguas y nuevas, fueron barnizadas y protegidas con un tipo de barniz que en un principio no parece afectar a la estética y unidad visual del conjunto.