La muerte de Lennon no la olvidaremos nunca. Fue una de esas fechas en las que siempre recordamos qué es lo que estábamos haciendo, cómo éramos y qué queríamos ser cuando pasaran los años. Mark David Chapman mató a un ser humano que con sus letras ayudó a que nos entendiéramos mejor en un mundo habitualmente gregario.
Las canciones del músico de Liverpool que murió hace treinta y cinco años se empeñaban muchas veces en apostar por la paz y por la concordia de los humanos. La navidad también es una fecha que se presta a esa búsqueda de la convivencia pacífica y de esos deseos por habitar un mundo más solidario. Estos días hemos recordado a Lennon. Y con él hemos buceado en nuestros propios recuerdos.
La paz es lo único que da sentido a nuestra existencia, la única utopía y el único fin de la humanidad. Todo lo demás es baldío. La paz lleva consigo la igualdad, la fraternidad, la justicia y, sobre todo, la libertad. Ahora que tanto hablamos de globalidad volvamos a los Derechos Humanos cuanto antes y no nos perdamos en venganzas y en reacciones irracionales ante la irracionalidad de la barbarie. Si proyectamos guerras tendremos guerras. Si apostamos por la paz, como apostó Lennon, quizá algún día podremos dejar un mundo mejor que el que nos dieron. La paz, o por lo menos el camino que conduzca a ella, es el único legado que realmente vale la pena dejar cuando nos marchemos. Lennon no está por aquí hace mucho tiempo, pero si estuviera vería que el mundo apenas ha cambiado.
Seguimos en guerra en muchas partes. Y por tanto aún nos queda mucho camino para que este planeta sea por fin un lugar habitable. Cada cual tiene derecho a sembrar los sueños que desee. Pero quienes respiramos y caminamos ahora mismo por el mundo tenemos que seguir creyendo en la paz con todas las consecuencias, aun a pesar de que nos acusen de utópicos.
Toda guerra es un drama sin fronteras que nos empuja hacia atrás en nuestra propia evolución de las especies. Recordemos a Lennon. Hagamos nuestras las frases de Imagine o de Give peace a chance. Los bárbaros ganan cuando se enquistan las guerras y las venganzas. Uno puede imaginar lo que quiera, y a veces esos sueños se terminan cumpliendo.
Solo promoviendo, deseando y buscando la paz llegaremos algún día a conocerla. Todo lo que hagamos será baldío si no logramos vivir en paz en todas partes. Tal vez te parezca imposible que mañana, al despertar, te encuentres el mundo que siempre has soñado; pero a lo mejor, dentro de muchos años, serán otros los que recojan el espíritu de ese deseo y habiten un planeta en el que cada ser humano pueda vivir sin miedo a que otro ser humano le destruya la vida y la esperanza.
Escuchen Imagine esos días en que parece que las únicas salidas son los bombardeos y las venganzas. Y recuerden siempre que no hay deseo que no mueva montañas.