Proyección en la Casa Museo Pérez Galdós del documental ‘Las olvidadas’


Mañana martes, 1 de marzo, la Casa Museo Pérez Galdós proyecta, a las 20.00 horas, el documental ‘Las olvidadas’, incluido en un proyecto transmedia de Televisión Española que pretende recuperar y divulgar la existencia de las mujeres artistas e intelectuales que formaron parte de la primera mitad del siglo XX de la Generación del 27, y presentarlas como las grandes olvidadas. La proyección forma parte del amplio programa de actividades culturales diseñado por las consejería de Cultura e Igualdad del Cabildo de Gran Canaria, ‘50/50 Marzo Mujer 2016’, que hasta finales del mes de marzo se desarrolla en distintos centros y espacios de la Isla.

El documental, de 60 minutos de duración, trata las vidas de estas mujeres, contextualizándolas en la época que vivieron. El proyecto, firmado por Tania Balló, Serrana Torres y Manuel Jiménez, fue presentado en el auditorio de MediaLab Prado, el instituto de innovación del Ayuntamiento de Madrid. ‘Las olvidadas’ es una producción de Intropía Media y yolaperdono en coproducción con TVE. El Laboratorio de Innovación Audiovisual de RTVE ha participado en el desarrollo de esta producción, como parte fundamental de su afán por producir y fomentar la producción de webdocs. El Lab ha publicado con éxito distintos proyecto de documental interactivo como ‘Isabel, la Conquista de Granada’ o ‘JFK, sombras de un magnicidio’.

Asimismo será presentado el libro de Tania Balló, ‘Las sinsombrero’, en el que recupera la memoria y los avatares de varias artistas y pensadoras del 27 como Rosa Chacel, Ernestina de Champourcín, Margarita Gil Roësset, María Teresa León, Maruja Mallo, Concha Méndez, Ángeles Santos, María Zambrano, entre otras.

Todas ellas fueron artistas de la Generación del 27 pero, lejos de formar parte de la memoria colectiva de los españoles, cayeron en el olvido. Hoy, casi un siglo después, este proyecto intenta poner en valor el papel de estas mujeres que por sus acciones y su valentía son fundamentales para entender la cultura y la historia de un país que nunca las reivindicó.

Convivieron en el espacio y en el tiempo, compartieron amistad, se influyeron mutuamente y fueron condenados al exilio. La obra de ellos volvió, se reconoció y se incluyó en los libros de texto, algo así como el instrumento de la historia oficial para perpetuarse. Los nombres de ellas siguen, 89 años después, sin formar parte de la nómina de creadores que les pertenece. Sus creaciones se borraron con disimulo de un relato histórico que Tania Balló se ha empeñado en reescribir en ‘Las Sinsombrero’.

El término para aglutinar a todas las artistas del 27 no se lo ha inventado ella. De hecho, ya existía en la época y responde a un gesto muy simbólico de quitarse el sombrero en público que protagonizaron Maruja Mallo, Margarita Manso, Salvador Dalí y Federico García Lorca en la Puerta del Sol. “Posiblemente en todos los momentos de su vida las artistas fueron muy conscientes de que la permanencia de su legado artístico iba a ser complicada”, señala Balló.

«En esa sociedad machista donde las mujeres estaban predestinadas a ser madres, esposas y beatas, los hombres se enfrentan a un grupo de artistas que no piden permiso, que están dispuestas al trato del tu a tu. Ellos las aceptan pero no las recuerdan, y no porque no sepan sus nombres», afirma Balló tras empollarse las biografías de una decena de mujeres. Solo conocerlas en detalle le ha llevado siete años. «Son todas las que están, pero no están todas las que son», recalca.

La semilla de tan titánica tarea está en Lorca y el mundo gay, una obra del biógrafo oficial del poeta en la que se mencionan repetidamente varios nombres de mujeres. Y entonces algo hizo click: «No nos habíamos fijado en algo tan obvio como que en la lista de artistas de la generación del 27 no había ni una sola mujer». A partir de ahí, reconoce Balló, aprendió a mirar. «Se dieron una serie de casualidades. Tal vez lo tuve toda la vida delante pero no supe verlo hasta que me lo señalaron».

La autora evita ponerse catártica, pero de algún modo descubrir a ‘Las Sinsombrero’ le ha reconciliado con la historia y sobre todo con su propia memoria. «He aprendido a tener una inmensa paciencia y descubierto que todas las historias tienen su momento. Para este momento hubo que esperar siete años». Porque si largo ha sido el olvido, pausada tenía que ser la recuperación.

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