Sorprendente Aragón


  • Un busto de Fernando Guanarteme evoca su presencia en Calatayud para firmar con los Reyes Católicos la incorporación de Gran Canaria en 1483
  • Benito Pérez Galdós es reconocido como el autor del siglo XIX que describe con más precisión lo aragonés en «Zaragoza» y en «Fortunata y Jacinta»
  • El maestro Falcón Sanabria tituló «Alhama» una de sus creaciones musicales en recuerdo de su feliz estancia en la localidad termal aragonesa
  • Ciudades y villas medievales asomadas a sus ríos ofrecen sublimes expresiones de la arquitectura mudéjar legadas por el antiguo e histórico Reino

Amado Moreno  //

Un recorrido vacacional por Aragón puede ser muy gratificante, incluso con el termómetro rozando los 40 grados como el pasado junio. La brusca subida de temperatura sorprendió a los propios aragoneses. Un fenómeno climatológico  insólito en ese mes.

Sin embargo, el visitante dispone de alternativas para mitigar el fuerte calor refugiándose en uno de sus confortables balnearios. Las excursiones es aconsejable emprenderlas a partir de la media tarde, cuando el sol empieza a declinar.  Nos encontraremos entonces con un territorio y paisaje que impacta gradualmente por sus contrastes en cada recodo. Unas veces con sus ríos, y otras con sus montañas agrestes, fértiles valles de frutales y llanuras de cultivo, mostrándonos antes o después espacios duros y desérticos.

 

Más allá de las variadas imágenes geográficas, no es menos deslumbrante la inmensa arquitectura mudéjar que exhibe la mayoría de sus ciudades o villas, como Teruel, Calatayud, Daroca, Zaragoza…Parafraseando a Stendhal, extasiado ante las maravillas monumentales de Florencia, en Aragón puede repetirse que la arquitectura de la Edad Media se apropia del alma del que llega por vez primera y se recrea en la belleza de la obra humana de un pasado en el que no todo fueron sombras y oscuridad. «Obras maestras del arte alumbradas por la energía de las pasiones y el talento», afortunada definición del autor francés para otros ejemplos del mismo periodo histórico, resulta ajustada y extrapolable al mudéjar aragonés.

El viajero queda fascinado en cada esquina ante la proliferación de conjuntos históricos- artísticos, Patrimonio de la Humanidad varios.  Algunos de los lugares fueron cuna o desarrollo del universal Goya, el Nobel de Medicina, Ramón y Cajal, el escritor Baltasar Gracián y el cineasta Luis Buñuel, entre otros personajes de las Artes, la Ciencia y la Literatura que ha producido Aragón.

Densa es la relación de figuras que hicieron grande a su Reino, extendido hasta Nápoles en épocas pretéritas. Jaime I brilló con luz propia por su cultura, y a la hora de expandir los dominios de la Corona, conquistando Valencia y Mallorca para la «Casal d’Aragó». Precedió a los que alcanzaron Sicilia y Nápoles para incorporarlos a la misma monarquía.

«Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan, porque ni el temor, ni la ambición, les impiden decirme lo que debo hacer». Apócrifa o no la frase atribuida a otro dignatario Real, Alfonso II de Aragón, abuelo del anterior monarca citado, transmite en todo caso cuál era la elevada prioridad de este rey aragonés para gobernar.

 

La experiencia invita a reflexionar y dudar sobre un modelo educativo de otro tiempo. Las generaciones educadas antes de 1975 tienen hoy la sensación de que se les hurtó el conocimiento amplio y riguroso de aquel importante Reino de Aragón. Prefirió poner el foco esencialmente en el de Castilla, en detrimento del primero.

Injusto sería ignorar en la somera lista de históricos aragoneses a Palafox y a la guerrera Agustina,  emblemas y valerosos héroes locales y nacionales de la rebelión en 1808 contra la invasión francesa. En «Guerra y Paz» Tolstoi relata que los oficiales rusos estudiaron la defensa de Zaragoza contra los franceses, al objeto de preparar por su parte la de Moscú

EPICENTRO TERMAL. Alhama de Aragón, a 600 metros de altitud sobre el nivel del mar, a 97 kilómetros de Zaragoza,  y a 22 de Calatayud, cabecera de la comarca, fue el lugar escogido el pasado junio para un descanso estival, que no renunció a disfrutar de las excelencias paisajísticas, culturales y gastronómicas que brinda el entorno geográfico de la localidad, escasamente conocido y promocionado en el resto de España.

Alhama es un pueblecito medieval venido a menos, con poco más de un millar de habitantes. Su modesta economía se fundamenta  en dos balnearios de aguas termales y en una industria de luminaria, filial de una franquicia alemana, con unos cuatrocientos trabajadores, la mayoría de éstos residentes en otros municipios limítrofes. Tiene ayuntamiento, pero no policía municipal, cuyas funciones de seguridad cubre la guardia civil con el cuartel instalado en el mismo núcleo urbano. Mantiene un centro docente de primaria con 92 escolares.

Por uno de sus extremos discurre el río Jalón, principal afluente por la derecha del Ebro, donde acaba vertiendo su agua, tras recibir la de otros caudales como el río Piedra, que cruza un frondoso parque natural salpicado de espectaculares cascadas y da nombre al antiguo y famoso monasterio cisterciense. A 17 kilómetros de Alhama, es punto de visita obligada para deleite de todos aquellos que tienen curiosidad por la Naturaleza, la Historia y la Arquitectura.

Pi y Margall, Cánovas, Maura, Gerardo Diego, entre otros notables, no pudieron sustraerse a la tentación de pasar en el Monasterio de Piedra un momento de sus vidas para hacer volar sus pensamientos, rodeados de una exuberante vegetación y con la sinfonía sonora del agua que el río lanza en cascadas espectaculares (más de 50 metros la conocida como Cola de Caballo), formando luego acequias y embalses para retener la mirada embelesada de quien acaba de descubrir el extraordinario paraje.

Buena parte del monasterio, que data de 1.194,  fue recuperado como hotel, y la otra como museo que desvela actividades de los cistercienses de la época. Hasta su desalojo por la desamortización de Mendizábal, los monjes vivían entregados  a la oración, pero también a actividades artesanales en la huerta y a la producción de vino y chocolate. Aseguran que fue este el primer lugar de España donde se elaboró el chocolate con cacao del árbol que dos religiosos habían traído de América en uno de los viajes de Colón.

Sin perder la referencia de Alhama de Aragón como epicentro vacacional,  procede hacer hincapié en el valor de su pequeña iglesia con elementos del estilo mudéjar, ubicada junto a la ribera del río Jalón, a medio camino entre los dos balnearios con sus termas. Un armazón de hierro que recuerda bastante «Los puentes de Madison» de la famosa película de Clint Eastwood y Meryl Streep,  une el tránsito de vehículos y peatones del enclave urbano sobre el cauce fluvial.

La instalación termal moderna es la del hotel Alhama. Consecuencia de la refundación de los antiguos balnearios de San Roque y Cantarero. Entre sus curiosidades figura el «baño del moro y la mora» por remontarse su gruta o recinto a la etapa de los árabes, nueve siglos atrás. El agua emana permanentemente de la concavidad de una enorme roca a una temperatura de 28 grados, coloreando la pared de un verde esmeralda y blanco.

La otra oferta, Termas Pallarés, cuenta con un edificio hostelero peculiar de finales del siglo XIX, circundado por una arboleda junto a la singularidad extraordinaria de un lago termal, único en España. Con 28.000 metros cuadrados de superficie, un metro y medio de profundidad, y un perímetro aproximado de 500 metros. El agua, dicen que con abundantes minerales y nitrógeno en su composición,  fluye del subsuelo a 34 grados y desciende a 28 en contacto con la atmósfera. Un espacio ideal para los que buscan tranquilidad, recuperarse de las tensiones del estrés y combatir dolores físicos de las articulaciones. En uno y otro balneario la paz y el silencio están casi garantizados. Solo el ruido de un tren que pasa fugaz en la cercanía o los cantos de los pájaros en libertad rompen sin estridencia molesta la tranquilidad del lugar.

No en vano, José Luis Sampedro («La sonrisa etrusca», «Octubre, Octubre», «El río que nos lleva», «Escribir es vivir», «La ciencia y la vida», ésta con el cardiólogo Valentín Fuster), lo escogió para aliviar sus problemas de espalda. Acudía regularmente durante décadas con su esposa primera, Isabel Pellicer. El sosiego del lugar le sirvió también para pergeñar capítulos de sus mejores novelas. Por azar conoció en el mismo sitio a Olga Lucas, su segunda esposa, tras fallecer la primera. Con ella cubrió la recta final de su vida y compartió producción literaria, abarcando la tarea de ordenar sus recuerdos para una interesante biografía colmada de reflexiones filosóficas y sobre el sentido de la vida, que siguen vigentes. «Solo los ingenuos y algún Premio Nobel de Economía llega a creer que nuestro mercado encarna la libertad de elegir, olvidando algo tan obvio como que sin dinero no es posible elegir nada», escribió. En su fase última, el Premio Nacional de Literatura y economista alternó la residencia entre Puerto de la Cruz (Tenerife), inspiración de «La senda del drago», y la costa malagueña.

La admiración de que goza aún hoy el escritor en Aragón (como en el resto de España) es constatable en Alhama. Una denominada Asociación de Amigos de José Luis Sampedro ofrece hasta octubre una muestra exhaustiva de obras y manuscritos del autor barcelonés, rematada con un audiovisual sobre su vida, y el título «Viaje a la libertad». Es una documentada exposición cuidada en extremo por su comisaria Elena Grañena en el interior de un noble palacete rehabilitado por la Diputación aragonesa para la Cultura y encuentros de mayores.

El inolvidable compositor canario, Juan José Falcón Sanabria, quedó marcado igualmente por su feliz estancia en el mismo balneario que Sampedro. Una de sus creaciones musicales lleva el título de «Alhama» en recuerdo de la localidad  donde conocería por vez primera a Blanca, con la que tiempo después contrajo matrimonio.

 

FRANCO, COMPANYS Y EL CINE. El archivo municipal de Alhama conserva apuntes de acontecimientos interpretados por la presencia o paso de quienes hicieron historia por uno y otro motivo. Coincidiendo ahora con una efervescencia separatista en Cataluña, merece evocar cómo esta villa aragonesa recibió durante unas horas del 7 de enero de 1935 a Companys, ex presidente de la Generalitat, y a cuatro ex consejeros, detenidos por orden del Gobierno de la República. Almorzaron en un hotel de las termas antes de proseguir su traslado a Madrid, escoltados por guardias de asalto, para ser juzgados por su participación en la insurrección de octubre de 1934.

En 1956 Alhama se convirtió en escenario de una película del gran  Berlanga. «Los jueves, milagro», rodada entre junio y octubre de aquel año, con Pepe Isbert, entre otros protagonistas. José María Forqué probó asimismo el rodaje de «Accidente 703» en este marco geográfico en 1962, con Pedro Masó de guionista, y  los actores López Vázquez, Manuel Aleixandre, Julia Gutiérrez Caba, Nuria Torray, etc.

Además, la pintoresca villa tuvo dos escalas de Franco. Una en 1946 y otra en 1949, en su regreso a Madrid por carretera desde Zaragoza y Barcelona, respectivamente. El jefe del Estado fue cumplimentado durante la segunda recepción  en el pueblo aragonés por el entonces ministro de la Gobernación, Blas Pérez González, jurista y catedrático canario de Universidad, nacido en Santa Cruz de La Palma y fallecido en 1978.

CALATAYUD, GUANARTEME Y GÁLDAR. Tras los baños termales, el visitante opta cada día por un «baño de arte mudéjar» en tres ciudades  representativas, no muy lejanas unas de otras. Lo hace cuando el sol empieza a declinar a media tarde. Calatayud es el primer escaparate arquitectónico. Patrimonio de la Humanidad varios de sus edificios mudéjar, cumple este año el cincuenta aniversario de su declaración como Conjunto Histórico Artístico. Sobresalen la Colegiata de Santa María, Monumento Nacional desde 1984, y la iglesia de San Pedro de los Francos, escenario de las Cortes aragonesas en 1461 para proclamar heredero de Juan II al príncipe Fernando, posteriormente llamado «el Católico». Fue asimismo en 1978 el lugar de constitución del primer gobierno de la autonomía aragonesa.

Un busto de Fernando Guanarteme, con la correspondiente leyenda alusiva al último rey prehispánico de Gran Canaria, se levanta a orillas del río Jalón que atraviesa la ciudad. Un texto en bronce, encabezado con una corona y un relieve de los Reyes Católicos y Guanarteme explica la escultura: «Calatayud 1483. Firma del pacto de la unificación de Gran Canaria a España por los Reyes Católicos y monarca grancanario Fernando Guanarteme. Versión histórica de Domingo Navarro.»

Sin embargo, no hay unanimidad entre los estudiosos  sobre la estancia del rey canario en Calatayud para oficializar el acuerdo con su homólogo de Castilla y Aragón y recibir las aguas bautismales. Reputados historiadores subrayan que no hay documentación válida que ratifique el encuentro del monarca canario en la ciudad aragonesa. Enfrente del mismo monumento una avenida señorial sigue todavía con el nombre de Gáldar, tras el hermanamiento sellado hace años por Calatayud con el municipio grancanario, sede precisamente de la Corte de Guanarteme hasta la llegada de los castellanos.

TERUEL, SUMMUM DEL MUDÉJAR. La ruta lleva después a Teruel por una carretera nada monótona y paralela al río Jiloca. Pueblos medievales lucen al margen de la vía. El primero de ellos, Daroca, salta a la vista como una auténtica joya arquitectónica de un pasado esplendoroso.

Ya en la capital turolense, quizás la más relevante del mudéjar aragonés, a orillas del río Turia, el turista se detiene y casi levita ante su Catedral, sus torres con filigranas geométricas de adorno y su cimborrio. Le sucede igual con la torre de la iglesia de San Pedro, junto al Mausoleo de los Amantes de Teruel, y la Torre de San Martín, antes de arribar a la céntrica y emblemática plaza del Toril. Sentados en una de sus terrazas al atardecer con una fría horchata para contrarrestar la alta temperatura del momento, es inevitable dedicar un recuerdo melancólico a tantas vidas que se perdieron en esta misma ciudad y plaza en una de las batallas más crueles de la guerra fratricida de los españoles en el 36. Los combates se libraron calle por calle, puerta por puerta de las viviendas, con el termómetro marcando algunos días 18 bajo cero, hasta el punto de inutilizar parte de las armas bélicas.

En diciembre de 1937 la milicia republicana arrebató la ciudad por poco tiempo a las tropas rebeldes, con la consiguiente repercusión internacional y la firma de Hemingway. Este revés provocaría el enojo consiguiente de Franco, que se empleó a fondo para recuperar la posición, tras otra masacre semanas después, en el año siguiente.

GALDÓS Y ZARAGOZA. Esta ciudad fue la final de etapa de un descanso en Aragón, enriquecedor en todos los aspectos. Curiosamente nuestro paisano Benito Pérez Galdós acreditó un afecto especial por la capital, que visitó en varias ocasiones. Una de ellas con motivo del estreno en 1908 de  la ópera  «Zaragoza», adaptación de la obra del mismo título perteneciente a  sus Episodios Nacionales. Pasajes de su exitosa novela  «Fortunata y Jacinta» están ambientados en la misma ciudad. Posiblemente con razón Luis Horno Liria dejó escrito en el periódico madrileño «Pueblo» de 1979 que «de todos los grandes novelistas del XIX, Galdós es, sin duda, el que mejor refleja lo aragonés a lo largo de su obra, pródiga en el tratamiento de temas y personajes que tienen su raíz en la tierra aragonesa violenta y austera».

El recorrido por Zaragoza constituyó para el visitante la acertada culminación de un viaje sorprendente, obteniendo un saldo muy lejos de la decepción. Ciudad señorial, hoy capital autonómica tras siglos de haber sido de un Reino,  enseña que el tiempo no ha conseguido eliminar las huellas inequívocas de la influencia y cultura de romanos y árabes. La belleza, tesoros y monumentalidad arquitectónica interior y exterior de sus catedrales (el Pilar y la Seo) junto al río Ebro,  y de la multitud de templos y edificios de distintos estilos, invitan a volver. También, cómo no, el museo dedicado a Francisco de Goya, el aragonés planetario.

NOTA.- Publicado en el diario La Provincia

DESCARGAR EJEMPLAR DELA PROVINCIA

LPR_2017_07_30-Página 1-GENERAL

LPR_2017_07_30-LPRPlanillo de 88 Paginas-42

LPR_2017_07_30-LPRPlanillo de 88 Paginas-43

 

 

 

Si continúa navegando, acepta nuestra política de cookies    Más información
Privacidad