Por Míchel Jorge Millares //
El elemento nuclear del turismo canario es la salud. En ese ámbito Canarias ha logrado sacar el máximo Valor Añadido y la mayor redistribución de renta de una actividad económica a lo largo de la historia del Archipiélago. Primero fueron los ‘invalids‘ en los hoteles y balnearios decimonónicos, más interesados por la pureza de nuestro aire. Luego vendrían los suecos en los 50 y 60 para crear sus ‘sanatorios’ Svenska Re (San Agustín) y Vintersol (Los Cristianos). Sin olvidar el Centro Helioterápico de las dunas de Maspalomas que promovieron Alejandro del Castillo y Eduardo Filiputti. Canarias curó muchas heridas de guerras devastadoras.
Hoy día disponemos de una red de spa, talasoterapia y todos los equipamientos para el bienestar (wellness), el complemento a las mejores playas abiertas de invierno en Europa un clima saludable, único… pero ya no se trata de burgueses con el pulmón carbonizado, ahora cuidamos de ‘madurescentes’ jubilados que emigran temporalmente en busca de calor y luz. Muchos, cada vez más, deciden vivir definitivamente en nuestras islas.
Ha habido un cambio de perfil y de servicios. De personas enfermas que necesitaban curarse, hemos crecido con personas que quieren cuidarse. Un clima saludable mejora la calidad de vida para personas con dolores musculares o problemas en los ‘remos’ y ‘palancas’. Piscinas de agua templada, terapias, masajes, paseos por la playa, golf, cocina saludable, kilómetro 0, servicios médicos, gimnasios, deportes… De esta manera, la mejora de la salud que atrae un número nada despreciable de turistas (y con posibilidad de crecer) anima la restauración, la actividad cultural, comercial...
Es el turismo ‘plateado’ (sí, por el color del pelo), de septiembre a marzo… aunque aquí no hay estaciones. Tenemos la eterna primavera con seguro de sol para personas de 60 años para arriba, con los ahorros y su pensión dedicados a una vida confortable, feliz. Son extranjeros, de muchos países, no derrochan, pero disponen de mayores ingresos que la población española. El turismo de plata crecerá las próximas décadas por el aumento de la población ‘mayor de edad’ en el conjunto de la Unión Europea. Y también en España, no lo olvidemos…
Como dice el periodista y ex presidente del Consejo Económico y Social de la ULPGC, Ángel Tristán Pimienta, hemos de aprovechar las largas vacaciones incentivadas por el sistema de pensiones para dar una oferta residencial y asistencial. Algo que no es novedoso pero hay que innovar y crear una oferta complementaria a ese nuevo turista europeo nacido tras la Guerra Mundial.
Apostar por el turismo plateado es aprovechar las fortalezas de Canarias. Pero… ¿estamos preparados para atender sus necesidades? Habrá que mejorar -mucho- la accesibilidad en los establecimientos que no lo han hecho todavía. Y habrá que ir a los países emisores a convencer a las familias con un miembro convaleciente para que no recorran medio mundo desde Europa a Asia para el tratamiento o cura, cuando pueden venir a Canarias, como explicó Manuel Baltar en la Universidad de Verano de Maspalomas en 2012.
Así también lo considera el grupo ‘Canarias importa’, promovido por el Consejo Social de la ULPGC, quienes reconocen que existe mucho por hacer en el turismo. Un comité de diez expertos, liderado por el Rector Honorario, Francisco Rubio Royo, quien también fuera director del plan estratégico Las Palmas de Gran Canaria Proa 2020 (¡ufff! Quién se lo iba a decir hace una década que este año sería como es), y del Centro Atlántico de Pensamiento Estratégico (no puedo dejar de recordar a su extraordinaria gerente, Chiqui Castellano, que también dejaría una profunda huella en el Museo Canario).
El proyecto de ‘Canarias Importa’ se basa en tres categorías de elementos. “Unos son elementos nucleares”, es decir, componen el ADN de todas las acciones. “Otros son elementos tractores, que nos sirven para empezar, y otros son elementos potenciadores y ayudan a todos los demás a salir adelante y a empezar a caminar hacia ese futuro. Los elementos nucleares son los que nosotros llamamos el ecosistema verde, el ecosistema azul y el ecosistema naranja”, según Rubio Royo.
Regeneración ecológica, mar y océanos y creatividad, talento e innovación. Así se distribuyen las diez líneas de actuación de Canarias Importa (Social, Planeta, Inteligencia, Gobernanza, Salud, Talento Base, Idiomas, Turismo, Mar y Conectividad y Logística) donde lo primordial, señala Rubio, es “partir de aquello que sabemos hacer y hacerlo de manera evolucionada a como lo hacíamos antes».
Canarias Importa plantea un proyecto piloto, el Senior Resort & School Lab. Enfocado en las personas mayores, la iniciativa promueve un hotel y servicios complementarios que permitirán desarrollar la Silver Economy (economía de plata), y “el bienestar sociosanitario de las personas mayores canarias”, además de “terminar con el edadismo” (discriminación por motivos de edad), “dinamizar su envejecimiento activo y crear servicios de proximidad que desarrollen sentido de comunidad y pertenencia en barrios y pueblos”. El proyecto abre la puerta a la creación de “diversificaciones tanto directas, en el propio turismo, como indirectas en la evolución de la Formación Profesional, el bilingüismo, la disminución del paro y la pobreza, la logística del Puerto, la transformación digital y digitalización de la sanidad, educación…”
El Senior Resort & School Lab ejemplifica las relaciones entre los distintos ejes que, añade Rubio, “ejerciendo acciones tractoras, creando sinergias, olas expansivas y círculos virtuosos, permiten un desarrollo diversificado del sistema productivo de Canarias, sin renunciar a lo que ya estamos haciendo bien, pero queriendo ser mejores”.
Esta es una buena iniciativa, en la línea de apoyar al sector alojativo y complementario que apueste por este segmento. Sin olvidar que el empresariado turístico ya conoce bien la demanda de los mayores y ya puede ir reformando sus servicios e instalaciones. Quizás sea más fácil crear ese resort laboratorio en un establecimiento turístico, donde experiencia e innovación podrían servir de ‘vacuna’ para que nuestro sector turístico deje de ser una víctima fácil de las amenazas exógenas. De hecho, la salud y, ahora, la atención al turismo de ‘plata’ han funcionado siempre con éxito en nuestra actividad turística. Sólo se necesita que la Universidad rebaje su discurso conceptual y haga entendible para el empresariado turístico cómo se puede beneficiar de un laboratorio turístico y de los resultados de su actividad.
También es una buena noticia que la Universidad de un paso y cruce esa frontera física y conceptual que la ha encerrado en la zona norte de la isla para llevar su conocimiento a la aplicación y experimentación hasta la ciudad turística. Tarde y en situación crítica, pero posiblemente una de las decisiones más ‘futurísticas’ (nunca mejor dicho) de la institución universitaria. De hecho, varias de las actividades más ‘sociales’ de la Universidad tienen lugar en Maspalomas (con financiación del Ayuntamiento, al que habría que agradecer con encomio su apuesta por la Universidad de Verano y el Foro Internacional de Turismo.
Y ya puestos, añado un tercer aspecto que debería abordarse: el turismo de plata puede ser una alternativa económica más rentable y de mayor generación de empleo especializado. ¿Y si lo hiciéramos bien y en vez de plata consiguiéramos platino?