Vargas Llosa: «Galdós estaba muy lejos de imaginar monstruos como Putin»


El escritor Mario Vargas Llosa publica ‘La mirada quieta (de Pérez Galdós)’ (Alfaguara), su proyecto literario de estudio de la obra completa del autor de ‘Fortunata y Jacinta’, quien «estaba muy lejos de imaginar a monstruos» como el actual presidente de Rusia, Vladimir Putin.

Benito Pérez Galdós no habría podido abordar hoy la figura del presidente ruso, Vladímir Putin, porque «no tenía una imaginación perversa equivalente a la de un gran caudillo capaz de organizar matanzas», dijo Mario Vargas Llosa.

«Estaba más allá de Galdós imaginar semejantes monstruos», añadió Vargas Llosa al presentar hace unos días su ensayo sobre el escritor español «La mirada quieta» (de Pérez Galdós), editado por Alfaguara, en el Ateneo de Madrid.

Su mundo, afirmó, es el de «personajes de clase media, aunque aparecen muchos nobles, pobres, miserables». Galdós (1843-1920) es el «escritor que entendió mejor a esa clase media española que comenzaba a surgir y que terminaría por imponerse en España como en el resto de sociedades europeas».

Junto a «Fortunata y Jacinta», el escritor peruano destaca la novela «Misericordia», en la que describe «el Madrid pobre y al mismo tiempo hay una humanidad que se manifiesta detrás de esa pobreza».

En Madrid «llegó a conocer sobre todo la enorme diferencia que había entre la minoría privilegiada y el grueso de la población pobre o miserable», añadió. En sus «Episodios Nacionales» Galdós mostró «de una manera cómoda, simpática y bastante objetiva los acontecimientos del siglo XIX». En ellos Galdós hizo «un gran esfuerzo de objetividad incluso yendo contra sus convicciones políticas», subrayó.

De entre los episodios destaca los que dedicó a la aparición de las guerrillas y al asesinato de Prim. Vargas Llosa describió a Galdós como «un gran escritor» pero «muy irregular» pues «escribió cosas desiguales: obras maestras y novelas muy fáciles de leer y bastante imperfectas». Cuando «acertaba lo hacía de una manera muy notable, como es el caso de Fortunata y Jacinta, la más importante que se escribió en el siglo XIX en España».

Galdós «no rehacía lo que escribía» y «sus primeras versiones eran las definitivas». En su época Galdós «no era considerado un buen escritor, se le acusaba de ser más bien vulgar, no refinado» y «esa vulgaridad nos es muy atractiva hoy en día».

En cuanto al nivel formal, Vargas Llosa considera que en Galdós hubo «una especie de ceguera respecto a lo que es la gran contribución de Flaubert, que inventó un narrador invisible como Dios, que está en todas partes y es invisible, y que es algo que Galdós nunca practicó». En muchas de sus novelas Galdós era el narrador «que se presentaba como un personaje que contaba las historias de los otros, pero no nos decía cómo se había enterado ese personaje de las intimidades de los otros». En este aspecto, en el que desaparece el personaje narrador y continúa narrando como una historia autosuficiente, «se parecía mucho a los clásicos de la novela, pero esta tradición se interrumpe con Flaubert».

Galdós, subrayó el escritor peruano, «no se preocupó tanto por la estructura de la novela» y pese a ello «sus novelas fluyen de manera natural». «La mirada quieta», en el que el escritor peruano aborda más de 60 obras de Galdós, es «el resultado de la pandemia» pues Vargas Llosa pasó 18 meses leyéndolas «de una manera muy sistemática», dijo.

«Había leído algunas cosas de él cuando era estudiante en la universidad» y «comencé con este proyecto cuando empezaba la pandemia que creíamos que duraría pocos días y duró 18 meses», apuntó el Nobel peruano, que antes de Galdós escribió ensayos sobre las obras de Gabriel García Márquez, Gustave Flaubert, Jorge Luis Borges y Juan Carlos Onetti, entre otros. (ANSA).

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